En la Serie A, en la parte alta, las cosas están claras. Pocas cosas pueden pasar. Una pregunta básica es: ¿se queda el Nápoles fuera de las Copas de Europa? El Inter ya ha ganado el título y el Bolonia tiene muchas posibilidades de ir a la Liga de Campeones. No es un milagro. Es el efecto Motta, un entrenador joven, ambicioso e inspirado. Una especie de Xabi Alonso en el Leverkusen. Una nueva ola de entrenadores excepcionales está llegando a Europa y Motta está a la vanguardia. Dentro de poco estará en un equipo muy grande y ganará trofeos nacionales y continentales. Esta es una apuesta que acepto sin dudarlo.
En la Serie A, sin embargo, las cosas están mucho más en la incertidumbre en la parte baja de la tabla. En el descenso, sólo el Salernitana parece haber hecho ya (y desde hace tiempo) las maletas para la Serie B. En cambio, del 13º al 19º puesto, en sólo cinco puntos, se cuelan un montón de equipos: Cagliari, Lecce, Udinese, Empoli, Verona, Frosinone y Sassuolo.
Los que más posibilidades tienen de descender son el Frosinone y el propio Sassuolo. Eso no significa que no habrá una lucha. El Frosinone bloqueó al Bolonia en la última jornada, lo que no es fácil.
¿Qué haría un apostante centrado y sabio?
En este abismo entre la parte alta y baja de la clasificación se me ocurre la teoría de que hay un grupo muy pequeño, una isla, una franja de la clasificación donde viven los despreocupados. Lejos de Europa y de la Serie B. Y que los resultados de estos equipos serán en última instancia los que nos den la forma final de la clasificación. En esta corta lista se encuentran Torino, Génova y Monza.
En la última jornada, el Torino perdió en Empoli y el equipo toscano ganó un respiro que podría resultar decisivo ahí abajo, en lo más profundo de la clasificación. Y el Génova… bueno, el Génova ganó a domicilio al Verona, ahondando el temor de los de la región del Véneto a ver partidos de la Serie B el año que viene. ¿Habrías apostado por ello? La inteligencia artificial piensa más rápido y -nos atrevemos a escribirlo – mejor: dio la respuesta ganadora. En este partido deberías haber apostado a que el Verona marca al menos una vez. Eso es. Y Verona marcó, aunque al final perdió. A veces, para vencer al corredor de apuestas se necesita el pensamiento claro, nítido y quirúrgico de un ordenador.
La batalla en la Serie A sigue siendo emocionante, precisamente porque cada semana los equipos pequeños se rebelan e intentan eliminar a los grandes. A veces lo consiguen. Pero un apostador concentrado ni siquiera se fija en esta lucha, sino en las insospechadas ventanas de oportunidad que abre cada partido. Un apostante centrado y sabio verá lo que ningún sistema de inteligencia artificial (que se basa únicamente en datos pasados) verá, y es que los equipos que ya no se juegan nada en este final de campeonato podrían perder concentración y ambición, y por tanto partidos.
