La Premier League sigue siendo la liga más espectacular de Europa. La más valiosa. La más fuerte. Es algo imprevisible, pero dentro de lo razonable.
Para un aficionado no saboteado por sus propias pasiones, lealtades y fanatismos, la Premier League es la mejor liga de Europa. Se marcan muchos goles, se especula con las sorpresas. El partido no está perdido antes de que el árbitro pite el final.
El ejemplo más reciente es el Sheffield-Chelsea, un partido en el que se marcaron cuatro goles y en el que el Sheffield, virtualmente descendido, luchó hasta el final. El Chelsea ya no asusta a nadie, incluso sus seguidores se han acostumbrado a la mediocridad. El conjunto londinense se ha convertido en un equipo de mitad de tabla para abajo y como tal debe ser tratado. Es un error común apostar por equipos como si siguieran siendo los mismos de hace cinco, diez, quince o veinte años. Pero algunas personas suelen ser nostálgicas y cometen este error. Las casas de apuestas lo saben y se aprovechan. La inteligencia artificial es fría, calculadora, sólo mira los números.
La historia de los números
¿Y qué historia cuentan los números? En primer lugar, la lucha por el título. Será una batalla a tres bandas: Arsenal, Liverpool, City. Entre ellos sólo hay un punto. Los detalles marcarán la diferencia. Detalles: El Arsenal ganó un partido nada fácil en Brighton a cero. Marcaron mucho y no recibieron goles. Otro detalle: El City ha vuelto a aprender a encajar cuatro goles en un partido. Pero también encaja goles con sorprendente facilidad. Detalle: el Liverpool no pudo ganar al Manchester United y pareció el más frágil de los aspirantes al título. Un detalle más: cuando juega en casa, en Anfield, el Liverpool se transforma. Se convierte en Hulk. No se le puede parar. Aplasta a sus adversarios. Si pierde el título, el Liverpool lo perderá fuera de casa.
En la carrera por la Liga de Campeones, el Tottenham está mejor situado que el Aston Villa, que deja la impresión de no poder llevar la lucha hasta el final.
Y el Everton, en puestos de descenso, el Brentford, el Nottingham y el Lutton se aferran a evitar la última plaza que lleva a Championship, mientras que el Burnley y el Sheffield están prácticamente condenados, lo que no quiere decir que no vayan a seguir luchando o que no puedan poner en apuros a absolutamente nadie, incluidos los aspirantes al título.
Pero la belleza de un campeonato es su clase media. Y también su fuerza/potencia. Y en Inglaterra, en mitad de la tabla, tenemos equipos como el West Ham, el Chelsea, el Brighton o el Newcastle, que de un plumazo podrían haber ganado el título en nueve de cada diez ligas europeas.