La Ligue 1 es ahora un campeonato con una apuesta clara: ¿puede el PSG perder el título? Pero no es sólo eso.
Francia jugó la final de la Copa del Mundo en Qatar. Ligue 1 también es el país que más futbolistas ha cedido a las selecciones nacionales de otros países. Una sorpresa colosal, como Marruecos, también procede de la primera división francesa.
Las academias francesas han crecido el mayor número de estrellas del fútbol europeo actual. La Ligue 1 se ha convertido en un laboratorio donde se forman las estrellas del mañana.
De aquí es cada vez más probable que se marchen a la Premier League o a la Liga española (como Tchouameni o Camavinga), y quien quiera ver el futuro primero que mire a Francia.
Nuevos nombres
¿Conoce a Benoit Badiashile? Está en el Chelsea y oirás hablar más de él. Pero podrías haberlo descubierto en Montpellier.
¿Conoce a Myron Boadu? Está en Mónaco. Puedes apostar con confianza por los jóvenes del AS Mónaco. De ahí viene Mbappé. También oirás hablar de Boadu. Y, si quieres una apuesta segura, el senegalés Diatta, también de Mónaco. Es increíble que a sus veinticuatro años aún no haya dejado la Ligue 1.
¿Y Lucas Gourna-Duarth? Ahora está en el Red Bull Salzburgo y probablemente dé el salto a la Bundesliga, al Leipzig. Pero puede que se haya fijado en él hasta hace poco en el Saint-Etienne. ¿Y el belga-ghanés Doku, de Rennes? Ya está un paso más cerca de la Premier League. ¿Kalimuendo? También de Rennes. Veintiún años. Hace girar los ojos de los ojeadores con una rapidez irreal.
El Toulouse es duodécimo en la liga, pero también tiene a Chaibi. ¿Le has seguido? Los ojeadores del Arsenal de Londres lo han estado observando, así que no se sorprenda si lo encontramos en la Premier League.
¿Aripa Mbuku de Reims? Es un zurdo de veinte años. Aún no ha dejado huella, pero sólo hacen falta unos minutos para ver su potencial. El marroquí Boufal, por supuesto, no estará mucho más tiempo en el Angers, sobre todo después del Mundial. Y cuidado, Angers es la última clasificada en la Ligue 1. Por no hablar de Lille, Lens y Marsella, de donde surgen talentos a raudales.
Pero ¿qué quiero decir con todo esto? La cuestión es la siguiente: el campeonato francés está lleno de jóvenes y es espectacular y, para quienes lo siguen con atención, una mina de oro. No sólo para academias y agentes de jugadores. Pero, para ir al grano, también para los apostantes. El que conoce el futuro suele ganar. Y el futuro está en Francia, sólo hay que vigilarlo de cerca.